Les dones del Palmar

Tyrius

En El Palmar siempre ha habido mujeres carismáticas, inteligentes, ávidas de formación, líderes, comprometidas, valientes...

Los grupos humanos, las cuadrillas, como aquí las llamamos, han sido, y son, muy importantes para configurar el entramado social y familiar de las personas que habitan en la isla.

En 1987 se puso en marcha la Asociación de Amas de Casa Tyrius de El Palmar. Hicieron excursiones, charlas de mujeres, redes informativas, un grupo de formación de EPA, Educación Permanente de Adultos. Se dieron cuenta de que a las mujeres les faltaba muchas cosas. Una de ellas era tener igualdad en el espacio público y en el espacio laboral, aunque se había avanzado mucho respecto a las mujeres de principio de siglo. En los años 60-70 se pudo comenzar a trabajar en la hostelería y en el parador Luis Vives de El Saler.

Pero faltaba alguna cosa por cambiar: Reivindicar los derechos de igualdad en la pesca. Afortunadamente, después de años se consiguió lo que querían: Igualdad de derechos de pesca para todas las mujeres y hombres del pueblo. Y hoy en día podemos decir que estamos orgullosas de que haya mujeres en la Comunidad de Pescadores y que sea desde dentro de la misma Comunidad, que se nos dé la oportunidad de contar y poner por escrito todo lo que han hecho nuestras mujeres, las mujeres que desde allá por el 1850 se vinieron a la isla.

Los testimonios recogidos en el presente trabajo ponen de manifiesto las enraizadas pautas de comportamiento femenino en que han vivido las mujeres.

Visita al Congreso de los diputados. Años 90

La enculturación ha hecho que, en un lugar como la isla de El Palmar, la mujer haya aceptado, generación tras generación, las pautas culturales, sin atreverse a desviarse de ellas.

Considerando como primordial el grado de fiabilidad, se ha recurrido a fuentes de información de distinta índole.

No es fácil recopilar información sobre personas que ya no están. Se ha de buscar y rebuscar en muchos archivos desde la Parroquia, el Ayuntamiento, Comunidad de Pescadores, solicitar fotografías, hacer entrevistas… En las entrevistas, si cuentan anécdotas o vivencias de las familias, es muy emotivo. No nos resulta fácil, pero sí que emociona ver el nombre de algunos familiares que ya nos han dejado. Es una manera de estar haciéndoles compañía, que estén a nuestro lado. Es compartir, desde la memoria, experiencias.

Hemos aprovechado material gráfico y fotográfico aportado por el vecindario, por mujeres y hombres que nos han presentado a sus familias a través de fotografías. Además de material recopilado por la Asociación Tyrius-El Palmar a lo largo de los años.

El que alguien hiciese una fotografía era algo extraordinario. Las personas que aparecen en algunas de las imágenes recogidas denotan expectación ante el fotógrafo.

Es curioso observar como en la mayoría de las instantáneas recogidas aparecen mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas. Posiblemente a la hora en que los visitantes llegaban al pueblo no encontraban a los hombres que estarían ocupados en sus diferentes trabajos en el campo o en la Albufera.

A la puerta de casa, en la fuente, con los abuelos junto al cañizo del corral, en la barca, haciendo una paella, tejiendo, almorzando a la puerta del bar con los amigos, son imágenes características y cotidianas entre los recuerdos de familia.

Caso extraordinario era el de las fotos recuerdo que se podían hacer el día de las fiestas más importantes, cuando venían fotógrafos a la isla. En ocasiones los fotógrafos eventuales traían montajes para posar y fotografiar a las personas interesadas simulando escenas o disfraces.

Era costumbre que las jóvenes se hiciesen una fotografía de estudio antes de casarse para poderla regalar al novio. Los jóvenes, que debían cumplir con el servicio militar, se hacían la fotografía de rigor para enviarla a la familia y a la novia.

También era costumbre, si se podía, llevar a los niños y niñas a un estudio de la capital para hacerles una fotografía con motivo de obsequiar a los familiares más allegados

Por supuesto, era bien poca la gente que tenía una máquina de fotografiar. Era un lujo tan caro como prescindible. Es por eso que, durante la celebración de las fiestas patronales, la gente aprovechaba la presencia del fotógrafo para hacerse una fotografía con la familia o ante la imagen patronal.

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